Fairtrade



A Mario.


El comercio justo

Fairtrade es la denominación utilizada para referirse al sistema de certificación de productos, con el sello de comercio justo, operado por Fairtrade Labelling Organizations International. (http://www.fairtrade.net/ y http://www.sellocomerciojusto.org/es/).

“El Comercio Justo es una relación de intercambio comercial, basada en el diálogo, la transparencia y el respeto, que busca una mayor equidad en el comercio internacional. Contribuye al desarrollo sostenible ofreciendo mejores condiciones comerciales y asegurando los derechos de los pequeños productores y trabajadores marginados, especialmente los del Sur. Las Organizaciones de Comercio Justo, apoyadas por los consumidores, están activamente comprometidas en apoyar a los productores, sensibilizar y desarrollar campañas para conseguir cambios en las reglas y prácticas del comercio internacional convencional.”


El movimiento de Comercio Justo persigue un cambio social profundo tratando de demostrar que es posible el intercambio comercial, la generación de negocio y la obtención de beneficios sin exprimir los recursos naturales ni a los productores. Los principios en los que se basa el comercio justo son los siguientes:

Acceso al mercado de los pequeños productores; Relaciones comerciales sostenibles y definidas bajo un principio de distribución equitativa de la riqueza; Fomento de las capacidades de los productores. Sensibilización de los consumidores y de los poderes públicos; Diálogo, transparencia y respeto en las relaciones comerciales.

Se estima que, en la actualidad, hay más de 1,2 millones de productores de Comercio Justo en el mundo, lo que supone una cifra cercana a los 30 millones de personas que directa, o indirectamente, dependen económicamente hablando de esta iniciativa. Bajo el sello de Comercio Justo se genera una actividad comercial que se estima en más de 5.000 millones de euros al año.


Comercio Justo en España

En España, según datos proporcionados por Gonzalo Donaire para el Informe de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo (CECJ) (El Comercio Justo en España 2010. Crisis, impactos y alternativas. Ed. Icaria, 2011), entre productos certificados y no certificados el volumen de ventas alcanza los 22,5 millones de euros, con aumento sostenido desde el año 2008. Las ventas estimadas hace tan solo una década se cifraban en apenas 7 millones de euros. Estas cifras están todavía muy alejadas del consumo medio de productos de Comercio Justo en la Unión Europea en donde el gasto medio anual es diez veces mayor al gasto en España. Sin embargo, a las ventas realizadas por las importadoras que son entidades asociadas a la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, hay que añadir las realizadas por otros agentes del sector privado, bajo el mismo rubro y certificación Fairtrade. Las ventas del primer grupo han descendido en los últimos tres años, mientras que las de los otros agentes privados han aumentado exponencialmente hasta dar este resultado agregado de aumento anual. En el año 2010, según este mismo informe, las ventas de productos Fairtrade comercializados por la CECJ suponen poco más de la tercera parte de las ventas totales.


Productos comercializados

Los bienes alimenticios, especialmente el café, son los más frecuentes en este tipo de práctica, aunque también hay espacio para las artesanías, textiles y productos relacionados con el deporte (balones de fútbol). Uno de los efectos de la crisis en este tipo de comercio se delata en el incremento observado en las ventas de productos del sector de la alimentación (pasa de representar el 37% del total de ventas en el año 2000 a situarse cerca del 70% apenas diez años después) en detrimento de la importancia cuantitativa de los productos e la artesanía (que representaban el 57% al comienzo de la década para situarse en la actualidad cerca del 25%). Los alimentos que generan mayor volumen de ventas, además del ya mencionado café (que supone el 46,4% del total de ventas en el 2010 entre los productos alimenticios), son el cacao –con el 17,7% del total de este tipo de productos-, azúcar -9,3%-, té e infusiones, galletas y bebidas alcohólicas, entre otros. Por lo que respecta a los productos artesanales, destacan en cuanto al volumen de ventas todo aquello relacionado con la decoración, seguido de complementos y, a mayor distancia, ropa y juguetes.

Los productos de Comercio Justo comercializados en España provienen de 125 organizaciones o grupos productores de 40 países distintos. Los países latinoamericanos son, en número, los que más género aportan al mercado español de Comercio Justo. Hasta 16 países de América Latina contribuyen al mercado de productos con el sello de Comercio Justo, seguidos de Asía, con 11, y África, con 10. Se trata, en la mayoría de casos, de cooperativas y asociaciones, además de algunas fundaciones, sociedades limitadas y agrupaciones de segundo nivel cooperativo.


Distribución

La distribución de los productos de Comercio Justo se hace mayoritariamente a través del comercio minorista. Dos de cada tres euros vendidos tienen lugar en pequeños establecimientos y, en especial, en las tiendas de comercio justo (51% del total), aunque aumenta la tendencia de un mayor protagonismo de las grandes superficies.

Comercio justo y crisis económica

La crisis económica ha golpeado duramente esta esfera de actividad económica y no ha permitido, además, clarificar al consumidor medio determinados conceptos identificadores de lo que hay detrás del Comercio Justo. Para Donaire, en el informe de la CECJ, “supone un error identificar comercio justo con ‘precio justo’ y a éste con un simple ‘sobre precio’ al precio de mercado convencional; ni en la incorrección en la que se incurre al comparar los distintos precios entre bienes con orígenes, condiciones de producción y calidades tan dispares”. Parece, en opinión de los expertos, que el reto consiste en reforzar el concepto de consumo consciente y responsable necesario, mientras que los establecimientos de venta exclusiva de productos de comercio justo deberán insistir en los aspectos de sensibilización, educación en valores y prácticas solidarias.

Los acuerdos cooperativos, muy extendidos en el resto de Europa, deben constituir una tabla de salvación a la distribución de productos de comercio justo. Esto significa la necesaria labor pedagógica de las ventajas de las compras con cuotas periódicas fijas ligadas a las organizaciones del sello de comercio justo, como un mecanismo especial de fidelización del consumidor. Un interesante trabajo sobre la segmentación del consumidor, en relación con sus actitudes frente a la situación de crisis, que puede consultarse en el artículo de Carlos Ballesteros “¿Está en crisis el consumidor español?” en El Comercio Justo en España 2010. Crisis, impactos y alternativas, citado anteriormente, concluye con dos apuntes para impulsar el consumo más responsable y comprometido. El primero de ellos insiste en cambios en el modelo de consumo habitual en los últimos años y que debería encaminarse especialmente con actuaciones sobre el ‘consumidor preocupado’ por la situación económica y social pero acomodado a la vez. Señala la importancia de establecer grupos de consumo colectivo, mejorar las condiciones de atracción de los pequeños comercios de barrio, entre otros. El segundo apunte se refiere a la construcción de un verdadero mercado social que entiende como una nueva red de productores, distribuidores y consumidores, basada en comportamientos responsables, ecológicos y solidarios, en donde tienen su voz tanto las organizaciones formadas por consumidores individuales y colectivos como las administraciones públicas.

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