Hace tan solo unos días,
Barcelona ha sido elegida para albergar los “X Games”. Los impulsores de la
idea, la cadena ESPN, otorga a las sedes elegidas la organización de las
competiciones. Las ciudades que albergarán los “X Games” en los próximos años
son, además de Barcelona, Los Angeles y Aspen, en los Estados Unidos, Tignes en
Francia, Foz de Iguaçu, en Brasil y Munich, en Alemania. El acuerdo con Barcelona
es por tres años y constituye una gran oportunidad para que ciudad siga siendo
un referente en el mundo del deporte. Lo más noticiable es el ámbito de las
disciplinas deportivas consideradas en este tipo de juegos. Los deportes
extremos presentan características muy distintas en relación con los deportes
olímpicos, que fueron los que lanzaron a la ciudad a la élite mundial a la
ciudad de Barcelona en 1992.
Los “X Games”, además, suponen
una oportunidad inmejorable para que muchos jóvenes se vean reflejados en la
propia concepción de la disciplina deportiva, la presencia del deporte en
espacios urbanos, diferentes de los habituales estadios, pabellones y pistas
polideportivas. También el propio espectáculo y el desarrollo del juego es
novedoso y, es probable, que pueda atraer a un colectivo diferente del
habituado a seguir la mayor parte de los deportes mayoritarios y más mediáticos.
Los organizadores han visto en Barcelona un entorno
propicio para este tipo de actividad: una ciudad con mucha gente trasladándose
y disfrutando de la bicicleta, la moto o el patinete; con mucha gente joven que
trata de encontrar nuevos espacios para su desarrollo personal; o la energía,
creatividad y profesionalidad que destacaba el alcalde Xavier Trías el día de
presentación del acuerdo. El reto personal del deportista está por encima del resultado
de la competición en el sentido más usual del término, y esto también supone
una circunstancia especial muy deseada en determinados colectivos.
Barcelona ha pensado en el área olímpica de Montjuïc
para que sea el lugar de encuentro de la realización de los deportes extremos
de estos “X Games” que consisten en disciplinas deportivas diferentes: Surf, Skate, Roller, BMX, Rally, Moto X, en la
modalidad de competiciones de verano, Snowboard,
Esquí extremo, SnowMobile, en la de invierno. Los nombres de Colin McRae, Tony Hawk,
Jimmy Wilson, Matt Hoffman, Dave Mirra, Travis Pastrana, Ken Block,
entre otros, empezarán a ser tan populares entre los seguidores del deporte
como lo son, en la actualidad, los participantes en los circuitos mundiales del
motor, golf o tenis. Un entorno singular para un espectáculo diferente que,
además, permite que la práctica se realice cuando el interesado le apetezca, sin
tener que involucrar a muchas personas, alquilar instalaciones o enmarcarlo en
una competición determinada.
¿Qué le reporta a la ciudad de
Barcelona la participación en los “X Games”? La adecuación de espacios e
instalaciones en Barcelona supone una inversión económica importante. Los beneficios
deben situarse en dos esferas diferentes: la que tiene que ver con el impacto
económico, directo e inducido, derivado a las actividades relacionadas con la
competición (alojamiento y desplazamiento de los participantes, acompañantes y
espectadores, compras diversas, audiencias, ingresos para el tesoro público,
etc.) y, sobre todo, la utilidad social que acompaña una competición tan especial
como las que tiene que ver con el deporte extremo. Los responsables de la parcela
deportiva del ayuntamiento de la ciudad, cifran la inversión inicial en 2
millones de euros y calculan que el impacto económico alcance la cifra los 60 millones
de euros, a partir de una estimación de una afluencia de 140.000 personas por
año. Conviene reclamar a las autoridades que estos mismos cálculos los actualicen
una vez se haya llevado a cabo cada una de las tres ediciones en Barcelona. Es
probable, como sucede habitualmente, que las estimaciones exante están sobredimensionadas. Lo importante es que estas cifras
han de validarse con la realidad y servir de guía para nuevas apuestas
organizativas impulsadas por la ciudad y, sobre todo, centrarse en la utilidad
social que va más allá de la compensación económica por la inversión realizada.
La utilidad social se pone de
manifiesto en algunos elementos tangibles (como, por ejemplo, la adaptación de
instalaciones, la mejora de las mismas para un tipo de práctica deportiva no
convencional) y, muy especialmente, en otros intangibles como son la propia
regulación de la práctica de algunas de las disciplinas incluidas en los “X
Games” (como el patinaje), la percepción que la ciudadanía tendrá de los
deportistas (como señala el director general de “X Games”, Chris Stiepock, se
pretende que se vea a los participantes como deportistas al más alto nivel que
tienen una visión diferente de la vida, más allá del estereotipo de gente “rebelde,
tatuada e inconformista”) y, finalmente, un espacio de desarrollo personal para
la juventud, tan maltratada hoy en día por la crisis económica que viven por
culpa de las generaciones que les precedieron.
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